Con el viento, me escondí de mis propios miedos y volé libre hacia el sol.
Soñé con un mañana sin temor a que el sueño se hiciera real y transformara mis días.
El suspiro del sol alegró mis noches cuando decidí ver algo positivo en cada momento.
Toda mi vida se llenó de sonrisas al volver a creer en las palabras de quienes me quisieron.
Entonces, me miré al espejo y pude ver el alma infantil de alguien que vivía en mayúsculas.
Y comprendí que todo era increíblemente fácil, que solo bastaba con creer en mí.
Ahora todo lo traigo a mi presente.
Ahora me acepto y me quiero.
Ahora mi vida es viento, mañana, sol y sonrisas.
Ahora creo.
Esteban García Valdivia
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